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Mostrando entradas de mayo 27, 2012

De no creer: Maldito dólar, que está haciendo crujir el modelo

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Por Carlos M. Reymundo Roberts | LA NACION Twitter: @Crroberts | Ver perfil Lo digo con angustia: la crisis del dólar ha sumido al Gobierno en un debate terrible. Sentimos que el pavimento tiembla debajo de nuestros pies. Las discusiones son feroces. Por supuesto, los malos de la película son Moreno y Echegaray, que llevaron los perros a la City y ahora todo el país está ladrando. Para peor, a la señora la vimos confundida y muchos nos preguntamos: ¿está despistada o quiere despistar? Tiene 3 millones de dólares y calificó de avaros a los que hacen lo mismo que ella: comprar dólares. Hay que ser chambón para mandar a nuestro hombre menos serio, Aníbal Fernández (también él dolarizado), a decir que ahora hay que pensar en pesos. La sospecha es que lo hizo para descolocar a Máximo, operador compulsivo del mercado de cambios: si al chico le piden que no piense en dólares queda automáticamente fuera de juego. Por suerte, Cristina siempre reacciona a tiempo: convocó a una
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Yo voy a cacerolear. No me gustan que me mandoneen. No me gusta que no me contesten las preguntas. No me gusta la prepotencia. No me gusta que me subestimen. No me gusta que no respeten la república. No me gusta la corrupción. No me gusta el gobierno K.

De no creer: Informe reservado: no hay ningún problema, señora

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Por Carlos M. Reymundo Roberts -26 de mayo de 2012 | Publicado en edición impresa LA NACION Cristina es tremenda. Llegó de Angola con gripe y, como no puede estar un minuto sin hacer nada, me convocó a Olivos para que le diera un informe completo sobre los hechos más relevantes ocurridos en el país durante su viaje. Ella ya había recibido un reporte de Abal Medina, que decía así: "Excelentísima señora Presidenta, durante su visita a la república hermana de Angola nuestro querido país ha continuado su irrefrenable marcha hacia la paz y la prosperidad. Atentamente, Juan Manuel Abal Medina, jefe de Gabinete". El mío fue un poco más completo. Le dije que en líneas generales todo había funcionado bien, salvo cuestiones menores. Detallista y obsesiva como es, me pidió que le precisara cuáles eran esas cuestiones menores. Así lo hice, y además me permití opinar sobre quiénes eran, en mi opinión, los responsables de cada una de esas situaciones. Porque sé muy bien que a la s