Por LUIS ALBERTO ETZE A mi edad, seguramente ya comencé a hacerme invisible para el mundo. Pero nunca como hoy fui tan consciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca luché tanto para disfrutar de cada momento, aunque siendo medio adicto al trabajo eso me cuesta, pero quiero lograrlo por mi y por mi compañera. No niego que los miedos aparecen, y cuando me miro al espejo, ya no busco al que fui en el pasado,… sonrío al que soy hoy, me alegro del camino andado, y agradezco a DIOS el habérmelo permitido. Ahora se, que no soy el principe del cuento de hadas, que no llegaré a ser presidente y que mi vida ha transcurrido sin esas pretensiones que tenía a los 25. En ese tiempo, inocente de mí, pensaba que a los treinta quizá podría retirarme, hoy sigo firme al frente de mi tarea, ignorando o queriendo ignorar que no soy imprescindible, pero también sintiendo que ella para mi lo es. No puedo decir que mi vida ha trancurrido sin pena ni gloria, dado que hubo ...