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Mostrando entradas de noviembre 21, 2021

Los 5 minutos de gloria del "Jefe"

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  𝙇𝙤𝙨 𝙘𝙞𝙣𝙘𝙤 𝙢𝙞𝙣𝙪𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙜𝙡𝙤𝙧𝙞𝙖 𝙙𝙚𝙡 "𝙅𝙚𝙛𝙚" Por L@Etze Si lo lees en tu celu poné el teléfono en forma horizontal y lo verás mejor (publicado el 27 de noviembre de 2020 un día después del velatorio de Maradona) Ayer, 26 e noviembre puse por la mañana la tele y me llevé la primera mala impresión del día. Justo llegaba el Presidente con la primera dama y su comitiva y me sorprendió que en lugar de dirigirse a la capilla ardiente torciera su camino rumbo a la reja que circunda ese lugar en Casa Rosada para sacarse esta selfi que muestro abajo con quienes allí estaban. Ahí tomé conciencia y encontré la explicación de porque el capricho de en Casa de Gobierno y no el Congreso o la Bombonera para la despedida del ídolo. El Jefe no llegaba al velatorio de Maradona sino que lo hacía a "𝗦𝗨 𝗙𝗜𝗘𝗦𝗧𝗔" de un millón de personas convocada inmediatamente después de conocerse la noticia de la muerte de Diego. Era la oportunidad tan soñada de sentirs

El Buen Nombre

En relación al nuevo libro de Jorgelina Etze  ( Halcones de mar niebla de espejos ) te acercamos un regalito: Un video hecho sobre un cuento de la misma autora para que lo disfrutes  Si querés leer el nuevo libro o quedar como un "Halcón de mar" para las fiestas, esta abierta la pre venta. Comunicate con nosotros. Para ver el video hacé clic abajo... Toca más abajo y mirá el video

HALCONES DE MAR NIEBLA DE ESPEJOS el nuevo libro de Jorgelina Etze

 Llega el nuevo libro de JORGELINA ETZE   HALCONES DE MAR NIEBLA DE ESPEJOS Arriba el video que lanza  Editorial BUCANERA  como avance de esta joyita

La mandolina CECILIA (Doble homenaje a las Cecilias en su día y a la Música)

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Me habían dejado abandonada. No daba crédito. Con lo que yo quería a Pablito y a su familia... Fui adoptada en una pequeña tienda de objetos usados próxima a la Catedral de  Santiago de Compostela un cuatro de octubre de 2005. Perdonad, me había olvidado de presentarme. Mi nombre es Cecilia y soy una mandolina napolitana. Lo cierto era que desde hacía meses estaba totalmente convencida de lo que, por desgracia, me iba a deparar el destino.  Pablito no me prestaba ninguna  atención. Solo hacía sonar mis cuerdas los miércoles, que era el día en el que, metida en un pequeño estuche de lona de cuadros rojos y negros(que por cierto me espantaba), me llevaba con él al colegio, para sacarme a las doce y media de la mañana en lo que allí llamaban actividades extraescolares-música. Era horrible ver como los niños utilizaban sus recién comprados instrumentos musicales para hacer ruido, pelearse y jugar a todo menos a hacer música. Incluso en una ocasión me usaron como “espada espacial”. A raíz