Es la economía... Cristina les pasa a otros la bomba fiscal

Por Jorge Oviedo | LA NACION

Hubo un gobierno que dejó a sus sucesores una bomba fiscal lista para estallar. También hubo quienes desde la oposición se ilusionaron con que Cristina Kirchner se tendría que hacer cargo del altísimo costo fiscal de la política de subsidios a los servicios públicos, que terminó por poner en serios problemas las cuentas públicas y la balanza comercial.
Pero la Presidenta avanza con el plan de que la bomba le explote en las manos a otro. Y si es alguien que tiene aspiraciones de sucederla, mejor. El Ieral acaba de calcular que la presión tributaria alcanza un nuevo récord, con el 36,4%, pero si se agrega el impuesto inflacionario es de 39,4 puntos del producto bruto. El kirchnerismo, que ahorraba tres puntos del producto en su mejor momento, ahora se lo quita al sector privado con la máquina de imprimir.
Además, al sector privado se le aumentan los gastos quitándole subsidios. Pero los encargados de instrumentar los aumentos son gobernadores o el jefe de gobierno porteño. El gobierno nacional hace el ajuste y esconde la mano. No es extraño que hayan comenzado a rebelarse algunos gobernadores. Santa Fe, gobernada por el socialismo, que fue un estrecho aliado, demandó hace tiempo a la Nación. Ahora se sumó Córdoba, gobernada por el peronista De la Sota. El cálculo es sencillo. En 1992 las provincias cedieron a la Anses el 15% de la recaudación bruta de impuestos coparticipados. Así se solucionaba el déficit previsional, se podían actualizar las jubilaciones según las sentencias y se financiaba la transición al sistema mixto.

HERENCIA DEL MENEMISMO

Pero Cristina volvió al régimen único público. Se resiste a pagar las sentencias y usufructúa un superávit generado por el pacto que sellaron José Luis Manzano, Eduardo Bauzá y Domingo Cavallo. Sin esas sumas, la Anses estaría en rojo y la Presidenta tendría muchas menos libertades. Recuperar ese dinero, calcula De la Sota y también piensa Scioli, evitaría un ajuste que mina sus posibilidades electorales. Por ahora, la lista de rebeldes es corta.
La Presidenta cuenta con aliados. Los metrodelegados, con su interminable paro salvaje, critican a Macri y a Metrovías y se cuidan de no decir nada del gobierno nacional, que quitó la mitad de los subsidios. Son los mismos sectores políticos que con métodos similares consiguieron que el Hospital Francés, con una administración privada fallida, terminara estatizado y, ahora, según ellos mismos denuncian, desguazado..





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